Hoy celebramos a San Francisco de Sales, el santo que luchó siempre contra su mal carácter

Cada 24 de enero la Iglesia Católica celebra a San Francisco de Sales, obispo de Ginebra (Suiza) y Doctor de la Iglesia Universal. Es conocido como “El santo de la amabilidad”, porque fue precisamente alguien que entre sus fragilidades contaba con un mal carácter. Siendo así, se acogió a la gracia divina y a los cuidados maternales de la Virgen para dominar aquella pasión y trocarla en virtud. Dios, que lo vio batallar cooperando con su gracia, le concedió la corona de la santidad. Hoy, desde el cielo, San Francisco de Sales intercede por todos aquellos que, como él, combaten contra sus propias debilidades -esas que suelen convertirse en ocasión de pecado-, o por todo aquel que procura con esmero adquirir la virtud. El Obispo de Ginebra es asimismo patrono de la prensa católica, de los periodistas y de los escritores. Un “pequeño exceso” de ímpetu Francisco nació en el castillo de Sales, ducado de Saboya (en ese entonces parte del Sacro Imperio Romano Germánico), en el año