En Que Terminos Consiste La Oracion

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"La oración" puede referirse a dos conceptos principales: una expresión de fe, que es una conversación con una divinidad o fuerza superior, o una unidad de lenguaje, que es un conjunto de palabras con un significado completo y una estructura gramatical (sujeto y predicado). La oración como expresión de fe Definición: Es una forma de conectarse con una divinidad, un poder superior o una fuerza interior. Propósito: Puede servir para la adoración, la petición de ayuda, la intercesión, la alabanza, o simplemente para expresar gratitud. Formas:   Puede ser una experiencia personal, silenciosa (como en la meditación) o expresada en voz alta. Ejemplos:   La oración es una práctica fundamental en diversas religiones del mundo, como el cristianismo y el islam, donde los musulmanes rezan cinco veces al día. La oración como unidad de lenguaje (gramatical) Definición: Es un conjunto de palabras ordenadas que tienen un significado completo y expresan una idea. Partes Principales: Generalm...

Lecturas Del Sabado Santo,

El Sabado Santo No Hay Liturgia, por eso les dejamos la Reflexion or Comentario  al Evangelio de ese  dia, Hecho Por Adrián de Prado Postigo, de Ciudad Redonda, 



Queridos Hermanos:
Hoy es Sábado Santo. Un día «santo» porque en él se trasluce elmisterio último del amor de Dios. No se trata de un amor cualquiera: es el amor definitivo del Dios que espera con nosotros la feliz sobreabundancia eterna.
La caminata temprana de las mujeres al sepulcro no fue inmediata; tampoco la carrera de los discípulos hacia la tumba vacía. La muerte es una palabra lo suficientemente rotunda como para dejarnos en silencio largo tiempo, aunque sea una palabra penúltima. Se trata de un silencio que hemos de aprender a hospedar. Asimismo, la pérdida es un golpe lo bastante desgarrador como para imponernos un duelo prolongado, aunque sea un golpe penúltimo. Se trata de un duelo que hemos de aprender a transitar. Sin el silencio y el duelo no es posible recobrar la presencia del ausente. Hoy la liturgia calla para poder cantar mañana.
Cuando el amor encara con hondura la muerte y el fracaso, no se pierde, se siembra. Al fin y al cabo, el amor tiene vocación de eternidad y de fecundidad: de ahí que nos quepa confiar en que el Amado volverá a pronunciar sobre la tumba su palabra perenne y feraz. Ahora bien, ninguna semilla da fruto de repente: tampoco la del amor, que ha de aquilatarse en el fuego de la paciencia y el cuidado. Hay que llorar el amor. Hay que abrigar el amor. Hay que sufrir el amor. Hay que arar el amor. Hay que recoger el amor. Hay que anhelar el amor. Hay que alentar el amor... No se pasa de la noche cerrada al sol de mediodía sin resistir la oscuridad, desear el alba y madurar la mañana.
Entonces, ¿hay que esperar a Dios para que nos alcance la vida? Más bien al revés: Dios espera con nosotros para que maduremos el amor. Por eso, la bondad definitiva de Dios Padre, que resucita a su Hijo como sol que nace de lo alto, se adivina ya en la neblina incierta del amanecer. Allí estamos los discípulos perdidos, aguardando; allí también Él, aguardando con nosotros. La caridad divina no conoce el hiato: no está ausente su misericordia ningún día de nuestra vida. Porque el amor de Dios llena todas las horas: Él acoge el grano que cae en tierra y muere al final de la tarde, lo nutre amorosamente durante la noche y espera con nosotros su florecer feliz y sobreabundante en la plenitud del nuevo día.
Dejemos hoy que el amor de Dios llegue hasta nosotros en todo su misterio, que el Padre nos diga a cada uno: «Espera en el Señor, ten ánimo, sé valiente. Espera en el Señor». Y al acudir sin prisa a su sepulcro abierto, ¿hallaremos en Él nuestro nuevo nacimiento?
Fraternalmente:
Adrián de Prado Postigo,

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