Solemnidad Del Sagrado Corazon De Jesus,

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Viernes posterior al II domingo de pentecost茅s: "Solemnidad del Sagrado Coraz贸n de Jes煤s" 馃檹馃徎❤️‍馃敟 El 16 de junio de 1675 se le apareci贸 Nuestro Se帽or y le mostr贸 su Coraz贸n a Santa Margarita Mar铆a de Alacoque. Su Coraz贸n estaba rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre y, del interior de su coraz贸n, sal铆a una cruz. Santa Margarita escuch贸 a Nuestro Se帽or decir: "He aqu铆 el Coraz贸n que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe nada m谩s que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de amor."  He aqu铆 las promesas que hizo Jes煤s a Santa Margarita, y por medio de ella a todos los devotos de su Sagrado Coraz贸n: 1. Les dar茅 todas las gracias necesarias a su estado. 2. Pondr茅 paz en sus familias. 9. Les consolar茅 en sus penas. 4. Ser茅 su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en la hora de la muerte. 5. Derramar茅 abundantes b

Lecturas Del Viernes Santo,

Primera Lectura
Lectura del libro de Isa铆as (52,13–53,12):


Mirad, mi siervo tendr谩 茅xito, subir谩 y crecer谩 mucho. Como muchos se espantaron de 茅l, porque desfigurado no parec铆a hombre, ni ten铆a aspecto humano, as铆 asombrar谩 a muchos pueblos, ante 茅l los reyes cerrar谩n la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Qui茅n crey贸 nuestro anuncio? ¿A qui茅n se revel贸 el brazo del Se帽or. Creci贸 en su presencia como brote, como ra铆z en tierra 谩rida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado. 脡l soport贸 nuestros sufrimientos y aguant贸 nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado pero 茅l fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros cr铆menes. Nuestro castigo saludable cay贸 sobre 茅l, sus cicatrices nos curaron. Todos err谩bamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Se帽or carg贸 sobre 茅l todos nuestros cr铆menes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abr铆a la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudec铆a y no abr铆a la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿qui茅n medit贸 en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malvados, y una tumba con los malhechores, aunque no hab铆a cometido cr铆menes ni hubo enga帽o en su boca. El Se帽or quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiaci贸n; ver谩 su descendencia, prolongar谩 sus a帽os, lo que el Se帽or quiere prosperar谩 por su mano. Por los trabajos de su alma ver谩 la luz, el justo se saciar谩 de conocimiento. Mi siervo justificar谩 a muchos, porque carg贸 con los cr铆menes de ellos. Le dar茅 una multitud como parte, y tendr谩 como despojo una muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, 茅l tom贸 el pecado de muchos e intercedi贸 por los pecadores.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 30,2.6.12-13.15-16.17.25


R/. Padre, a tus manos encomiendo mi esp铆ritu

A ti , Se帽or, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
t煤, que eres justo, ponme a salvo.
A tus manos encomiendo mi esp铆ritu:
t煤, el Dios leal, me librar谩s. R/.

Soy la burla de todos mis enemigos,
la irrisi贸n de mis vecinos,
el espanto de mis conocidos;
me ven por la calle, y escapan de m铆.
Me han olvidado como a un muerto,
me han desechado como a un cacharro in煤til. R/.

Pero yo conf铆o en ti, Se帽or,
te digo: «T煤 eres mi Dios.»
En tu mano est谩n mis azares;
l铆brame de los enemigos que me persiguen. R/.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
s谩lvame por tu misericordia.
Sed fuertes y valientes de coraz贸n,
los que esper谩is en el Se帽or. R/.
Segunda Lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (4,14-16;5,7-9):


Mantengamos la confesi贸n de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jes煤s, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerqu茅monos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente. Cristo, en los d铆as de su vida mortal, a gritos y con l谩grimas, present贸 oraciones y s煤plicas al que pod铆a salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. 脡l, a pesar de ser Hijo, aprendi贸, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumaci贸n, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvaci贸n eterna.

Palabra de Dios
Evangelio

Pasi贸n de nuestro Se帽or Jesucristo seg煤n san Juan (18,1–19,42):

C. En aquel tiempo, sali贸 Jes煤s con sus disc铆pulos al otro lado del torrente Cedr贸n, donde hab铆a un huerto, y entraron all铆 茅l y sus disc铆pulos. Judas, el traidor, conoc铆a tambi茅n el sitio, porque Jes煤s se reun铆a a menudo all铆 con sus disc铆pulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entr贸 all谩 con faroles, antorchas y armas. Jes煤s, sabiendo todo lo que ven铆a sobre 茅l, se adelant贸 y les dijo:
+ «¿A qui茅n busc谩is?»
C. Le contestaron:
S. «A Jes煤s, el Nazareno.»
C. Les dijo Jes煤s:
+ «Yo soy.»
C. Estaba tambi茅n con ellos Judas, el traidor. Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les pregunt贸 otra vez:
+ «¿A qui茅n busc谩is?»
C. Ellos dijeron:
S. «A Jes煤s, el Nazareno.»
C. Jes煤s contest贸:
+ «Os he dicho que soy yo. Si me busc谩is a m铆, dejad marchar a 茅stos»
C. Y as铆 se cumpli贸 lo que hab铆a dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste.» Entonces Sim贸n Pedro, que llevaba una espada, la sac贸 e hiri贸 al criado del sumo sacerdote, cort谩ndole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jes煤s a Pedro:
+ «Mete la espada en la vaina. El c谩liz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?»
C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los jud铆os prendieron a Jes煤s, lo ataron y lo llevaron primero a An谩s, porque era suegro de Caif谩s, sumo sacerdote aquel a帽o; era Caif谩s el que hab铆a dado a los jud铆os este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo.» Sim贸n Pedro y otro disc铆pulo segu铆an a Jes煤s. Este disc铆pulo era conocido del sumo sacerdote y entr贸 con Jes煤s en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se qued贸 fuera a la puerta. Sali贸 el otro disc铆pulo, el conocido del sumo sacerdote, habl贸 a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hac铆a de portera dijo entonces a Pedro:
S. «¿No eres t煤 tambi茅n de los disc铆pulos de ese hombre?»
C. 脡l dijo:
S. «No lo soy.»
C. Los criados y los guardias hab铆an encendido un brasero, porque hac铆a fr铆o, y se calentaban. Tambi茅n Pedro estaba con ellos de pie, calent谩ndose. El sumo sacerdote interrog贸 a Jes煤s acerca de sus disc铆pulos y de la doctrina. Jes煤s le contest贸:
+ «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he ense帽ado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se re煤nen todos los jud铆os, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qu茅 me interrogas a m铆? Interroga a los que me han o铆do, de qu茅 les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo.»
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaban all铆 le dio una bofetada a Jes煤s, diciendo:
S. «¿As铆 contestas al sumo sacerdote?»
C. Jes煤s respondi贸:
+ «Si he faltado al hablar, muestra en qu茅 he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qu茅 me pegas?»
C. Entonces An谩s lo envi贸 atado a Caif谩s, sumo sacerdote. Sim贸n Pedro estaba en pie, calent谩ndose, y le dijeron:
S. «¿No eres t煤 tambi茅n de sus disc铆pulos?»
C. 脡l lo neg贸, diciendo:
S. «No lo soy.»
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cort贸 la oreja, le dijo:
S. «¿No te he visto yo con 茅l en el huerto?»
C. Pedro volvi贸 a negar, y enseguida cant贸 un gallo. Llevaron a Jes煤s de casa de Caif谩s al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder as铆 comer la Pascua. Sali贸 Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo:
S. «¿Qu茅 acusaci贸n present谩is contra este hombre?»
C. Le contestaron:
S. «Si 茅ste no fuera un malhechor, no te lo entregar铆amos.»
C. Pilato les dijo:
S. «Llev谩oslo vosotros y juzgadlo seg煤n vuestra ley.»
C. Los jud铆os le dijeron:
S. «No estamos autorizados para dar muerte a nadie.»
C. Y as铆 se cumpli贸 lo que hab铆a dicho Jes煤s, indicando de qu茅 muerte iba a morir. Entr贸 otra vez Pilato en el pretorio, llam贸 a Jes煤s y le dijo:
S. «¿Eres t煤 el rey de los jud铆os?»
C. Jes煤s le contest贸:
+ «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de m铆?»
C. Pilato replic贸:
S. «¿Acaso soy yo jud铆o? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a m铆; ¿qu茅 has hecho?»
C. Jes煤s le contest贸:
+ «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habr铆a luchado para que no cayera en manos de los jud铆os. Pero mi reino no es de aqu铆.»
C. Pilato le dijo:
S. «Conque, ¿t煤 eres rey?»
C. Jes煤s le contest贸:
+ «T煤 lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.»
C. Pilato le dijo:
S. «Y, ¿qu茅 es la verdad?»
C. Dicho esto, sali贸 otra vez adonde estaban los jud铆os y les dijo:
S. «Yo no encuentro en 茅l ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Quer茅is que os suelte al rey de los jud铆os?»
C. Volvieron a gritar:
S. «A 茅se no, a Barrab谩s.»
C. El tal Barrab谩s era un bandido. Entonces Pilato tom贸 a Jes煤s y lo mand贸 azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color p煤rpura; y, acerc谩ndose a 茅l, le dec铆an:
S. «¡Salve, rey de los jud铆os!»
C. Y le daban bofetadas. Pilato sali贸 otra vez afuera y les dijo:
S. «Mirad, os lo saco afuera, para que sep谩is que no encuentro en 茅l ninguna culpa.»
C. Y sali贸 Jes煤s afuera, llevando la corona de espinas y el manto color p煤rpura. Pilato les dijo:
S. «Aqu铆 lo ten茅is.»
C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:
S. «¡Crucif铆calo, cruc铆ficalo!»
C. Pilato les dijo:
S «Llev谩oslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en 茅l.»
C. Los jud铆os le contestaron:
S «Nosotros tenemos una ley, y seg煤n esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios.»
C. Cuando Pilato oy贸 estas palabras, se asust贸 a煤n m谩s y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jes煤s:
S. «¿De d贸nde eres t煤?»
C. Pero Jes煤s no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:
S. «¿A m铆 no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?»
C. Jes煤s le contest贸:
+ «No tendr铆as ninguna autoridad sobre m铆, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor.»
C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los jud铆os gritaban:
S. «Si sueltas a 茅se, no eres amigo del C茅sar. Todo el que se declara rey est谩 contra el C茅sar.»
C. Pilato entonces, al o铆r estas palabras, sac贸 afuera a Jes煤s y lo sent贸 en el tribunal, en el sitio que llaman "el Enlosado" (en hebreo G谩bbata). Era el d铆a de la Preparaci贸n de la Pascua, hacia el mediod铆a. Y dijo Pilato a los jud铆os:
S. «Aqu铆 ten茅is a vuestro rey.»
C. Ellos gritaron:
S. «¡Fuera, fuera; crucif铆calo!»
C. Pilato les dijo:
S. «¿A vuestro rey voy a crucificar?»
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
S. «No tenemos m谩s rey que al C茅sar.»
C. Entonces se lo entreg贸 para que lo crucificaran. Tomaron a Jes煤s, y 茅l, cargando con la cruz, sali贸 al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice G贸lgota), donde lo crucificaron; y con 茅l a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jes煤s. Y Pilato escribi贸 un letrero y lo puso encima de la cruz; en 茅l estaba escrito: «Jes煤s, el Nazareno, el rey de los jud铆os.» Leyeron el letrero muchos jud铆os, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jes煤s, y estaba escrito en hebreo, lat铆n y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los jud铆os dijeron a Pilato:
S. «No, escribas: "El rey de los jud铆os", sino: "脡ste ha dicho: Soy el rey de los jud铆os."»
C. Pilato les contest贸:
S. «Lo escrito, escrito est谩.»
C. Los soldados, cuando crucificaron a Jes煤s, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la t煤nica. Era una t煤nica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:
S. «No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a qui茅n le toca.»
C. As铆 se cumpli贸 la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi t煤nica». Esto hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jes煤s estaban su madre, la hermana de Mar铆a, la Magdalena. Jes煤s, al ver a su madre y cerca al disc铆pulo que tanto quer铆a, dijo a su madre:
+ «Mujer, ah铆 tienes a tu hijo.»
C. Luego, dijo al disc铆pulo:
+ «Ah铆 tienes a tu madre.»
C. Y desde aquella hora, el disc铆pulo la recibi贸 en su casa. Despu茅s de esto, sabiendo Jes煤s que todo hab铆a llegado a su t茅rmino, para que se cumpliera la Escritura dijo:
+ «Tengo sed.»
C. Hab铆a all铆 un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una ca帽a de hisopo, se la acercaron a la boca. Jes煤s, cuando tom贸 el vinagre, dijo:
+ «Est谩 cumplido.»
C. E, inclinando la cabeza, entreg贸 el esp铆ritu. Los jud铆os entonces, como era el d铆a de la Preparaci贸n, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el s谩bado, porque aquel s谩bado era un d铆a solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que hab铆an crucificado con 茅l; pero al llegar a Jes煤s, viendo que ya hab铆a muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspas贸 el costado, y al punto sali贸 sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y 茅l sabe que dice verdad, para que tambi茅n vosotros cre谩is. Esto ocurri贸 para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrar谩n un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirar谩n al que atravesaron.» Despu茅s de esto, Jos茅 de Arimatea, que era disc铆pulo clandestino de Jes煤s por miedo a los jud铆os, pidi贸 a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jes煤s. Y Pilato lo autoriz贸. 脡l fue entonces y se llev贸 el cuerpo. Lleg贸 tambi茅n Nicodemo, el que hab铆a ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y 谩loe. Tomaron el cuerpo de Jes煤s y lo vendaron todo, con los aromas, seg煤n se acostumbra a enterrar entre los jud铆os. Hab铆a un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie hab铆a sido enterrado todav铆a. Y como para los jud铆os era el d铆a de la Preparaci贸n, y el sepulcro estaba cerca, pusieron all铆 a Jes煤s.

Palabra del Se帽or





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